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En Famagusta, todo es historia. Y un misterio. Los restos arqueológicos se encuentran en todas partes, lo que refleja ese pasado turbulento de enfrentamientos y disputas. Pocos lo saben, pero el puerto de Famagusta fue uno de los más profundos del Mediterráneo en la antigüedad. Esa particularidad le valió el amor y el odio de muchos. ¿Quién hubiera imaginado que este amor y odio continuarían estando presentes en Famagusta y en el siglo XXI?

Es bueno saber que la antigua ciudad amurallada está bajo control musulmán, que recuerda a aquellas disputas que han estado ocurriendo durante siglos y que algún día terminarán. En la Edad Media, Famagusta fue uno de los puertos más importantes del Mediterráneo y una puerta de entrada para el comercio en la Ruta de la Seda.

Con sus casi 50.000 habitantes, la ciudad tiene su propia dinámica e impronta. Todavía conserva rasgos de un pasado no muy lejano en muchos de sus rincones, como si fueran viejas postales en blanco y negro. Según algunos historiadores, Famagusta fue fundada por Ptolomeo II en 285 aC. C. Por supuesto, los arqueólogos, tuvieron dificultades hasta ahora para dar testimonio de esta información, y los restos que se conocen son del siglo VIII. Más allá de esta cuestión, la ciudad era tan importante en las cruzadas que aquí Guy de Lusignan decidió coronarse rey de Jerusalén y Chipre en 1191.

En 1342 fue considerada una de las ciudades más ricas e influyentes del mundo. Obviamente, las condiciones favorables de su puerto permitieron la compra y venta de mercancías para desarrollar el urbanismo y la modernización de la ciudad.

Hoy en día, Famagusta es una de las ciudades más prósperas del este de la isla. Sus principales actividades económicas se encuentran en el turismo, la educación y la producción industrial. Su puerto histórico sigue siendo una de las principales fuentes de ingresos de la ciudad. Al mismo tiempo, emplea a miles de personas. Asimismo, cabe señalar que existe un embargo internacional que limita considerablemente los ingresos.

Como cualquier ciudad poblada, Famagusta tiene una emocionante actividad académica y cultural, con importantes establecimientos educativos. Entre ellos, encontramos la Universidad del Mediterráneo Oriental. Esta universidad es un excelente generador de empleo y una fuente de inspiración literaria para muchas personas. Por otro lado, cabe destacar dos importantes zonas industriales: la gran zona industrial y la pequeña zona industrial. También sucede con la actividad comercial de la ciudad, que parece preservar el espíritu mercader que siempre caracterizó los puertos del Mar Mediterráneo.

Sin duda, la joya de la ciudad está formada por sus murallas. Dentro del casco antiguo se encuentran edificios únicos, admirados por los miles de turistas que visitan la ciudad cada año. De la mano con el crecimiento turístico, Famagusta ha desarrollado una hermosa vida nocturna, especialmente en verano. Un hecho pintoresco del casco antiguo es dado por el Castillo de Otelo, la escena de la obra homónima de William Shakespeare.

Las fortificaciones de Famagusta son una serie de murallas defensivas y otras fortificaciones que rodean la ciudad. Estas gruesas paredes fueron construidas en el siglo XIV, durante el reino lusignano de Chipre. Vale la pena añadir que fueron rediseñados en los siglos siguientes antes del ataque del Imperio Otomano en 1571. Las fortificaciones resistieron durante casi un año hasta que finalmente tuvieron que capitular ante los otomanos.

En la actualidad podemos ver que las partes dañadas de las paredes están reparadas. Con los años, la ciudad creció fuera de sus fronteras, y se construyeron edificios de diferentes estilos arquitectónicos. Aunque la mayoría de los edificios de la ciudad vieja están en mal estado o demolidos, las fortificaciones todavía están en buenas condiciones. Y este es uno de los principales atractivos que Famagusta debe mostrar, una ciudad que a lo largo de los años ha demostrado tener una fuerza invisible que le permite seguir de pie, siendo un enorme testimonio de la historia de Chipre.